60 años, 60 regalos
En camino al jubileo de los 100 años de Schoenstatt, el año 2012 está dedicado al Santuario. Providencialmente nuestro Santuario del Padre en Nuevo Schoenstatt cumple 60 años. 60 años del obrar especial de la Sma. Virgen desde este lugar santo, fruto del sacrificio y las oraciones del Padre Kentenich, de las Hermanas de María y del incipiente Movimiento de Schoenstatt de aquel entonces.
Aquel 20 de enero de 1952, el Padre Kentenich cumplía su promesa de venir, desde donde estuviese, a bendecir este Santuario. Esto finalmente se hace realidad después de casi cuatro años de luchas y de sacrificios para conseguir el terreno y poder construirlo.
Sin embargo, por designio divino, la bendición de este Santuario no puede darse en el marco de alegría que Padre e hijos hubiesen anhelado. El Padre llega para bendecirlo cuando va camino al exilio.
Su dolor de Padre, su ofrenda de hijo que entrega a Dios lo más querido, son el capital de gracias que él deposita en este Santuario el 20 de enero de 1952.
Estas realidades le han dado su nombre: Santuario del Padre, y definen su misión: ser hogar a cuya sombra se gesta “con María, la Familia del Padre”. En él, la Sma. Virgen quiere mediarnos de un modo especial gracias del 20 de enero; es decir, gracias de paternidad, maternidad y filialidad.
Hoy somos nosotros los responsables de que María continúe regalando estas gracias desde su Santuario. Para ello necesita nuestros aportes al capital de gracias. Por eso, surgió la propuesta de conquistar un capitalario: “60 años, 60 regalos”, que pueden ser nuestros sacrificios, nuestro trabajo, el esfuerzo por ser mejores cada día, nuestras alegrías y logros, nuestra vida de oración.
Las principales celebraciones
20 de enero de 2012
¡Un 20 de enero revivido, con todo el fervor de una familia que crece y que cada día más, se reencuentra en el espíritu original!
20 de enero de 1952: Bajo un sol ardiente, traspasado por la espada del dolor, el Padre José Kentenich bendijo su anhelado Santuario en Argentina.
20 de enero de 2012: Bajo un sol ardiente, en una celebración traspasada de alegría, de esperanza victoriosa, la Familia del Padre se reunió para celebrar a su Madre, que sesenta años atrás tocó por primera vez esta tierra bendita con la orla de su manto.
En primer lugar se realizó un recorrido por las huellas del Padre en 1952. Luego fue la celebración de la santa Misa, presidida por el Director del Movimiento de Schoenstatt en la Argentina, P. Javier Arteaga, acompañado por nueve sacerdotes, Un coro mixto y diferentes instrumentos realzaron la celebración. Pese a ser tiempo de vacaciones, muchas personas no quisieron estar ausentes en este día de gracias.
En la homilía, el Padre Juan Pablo Catoggio señaló entre otras cosas:
“El Padre bendijo este Santuario casi con sus lágrimas, con el dolor del alma: incomprendido... camino al exilio. Y fue esa separación por parte de la Iglesia, más dura aún que la de diez años atrás, la que trajo justamente una unión inseparable, un entrelazamiento de destinos con él y entre nosotros, que hizo de este Santuario, el Santuario del Padre.
Se trata del Santuario del Padre y del Padre de los cielos, ese Padre que él anunció: fuerte, lleno de amor, vivo y actuante, que nos abraza con su misericordia. Éste es el Evangelio de este lugar. Por eso cuarenta años más tarde se construyó la Iglesia de Dios Padre, casa donde María quiere formar hombres y mujeres que reflejen algo del amor de ese Padre bueno a un mundo huérfano de cielo -sin padre arriba-, y de techo -sin padre abajo-, en un desguarnecimiento existencial, según palabras del escritor Sábato. No somos “chicos de la calle”, tenemos un Padre que nos hace Familia del Padre y Patria Familia.”
¿Pero cuál será el signo de este nuevo aniversario de 60 años?
En primer lugar, el Santuario Original. En la bendición del Santuario del Padre, escuchamos que lo que vale para el Santuario Original, vale para este Santuario. Hoy podríamos decir que las palabras pronunciadas aquí, el 20 de enero de 1952, valen para el Santuario Original. Por eso el Santuario Original debe ser un ‘signo de fe, un signo de unión, un signo de lucha y un signo de victoria’.
Pero hay un segundo signo que somos nosotros mismos: cada uno debe convertirse en Santuario del Padre. También debe poder decirse de nosotros: ‘El Padre habita en mí, quien me ve a mí, ve al Padre’. Así podremos ser, como lo dice nuestro lema para este año: Santuario vivo, hogar para el mundo”.
La celebración culminó con la procesión precedida por el Símbolo del Padre hacia el Santuario de nuestra Madre y Reina, que lucía especialmente iluminado en la tarde que caía.
Después de un audiovisual sobre la historia del Santuario, el día de gracias culminó con la renovación de la Alianza de Amor en medio de un mar de velitas encendidas en las manos de los participantes.
18 de marzo de 2012
A dos meses de festejar los 60 años de su bendición, recordamos el día en que nuestro Padre y Fundador colocó el símbolo de Dios Padre en su paso por la Argentina, camino al exilio en el año 1952.
Un día radiante que embelleció el hermoso paisaje de Nuevo Schoenstatt, recibió a los muchísimos peregrinos y delegaciones que desde temprano fueron llegando hasta el Santuario.
A las 10.00 se les dio la bienvenida y se los invitó a saludar a nuestra Madre y Reina en el interior del Santuario que estaba bellamente adornado con flores acordes a la fiesta y al tiempo de cuaresma que transitamos.
Algunos minutos más tarde, en la iglesia de Dios Padre el Padre Pablo Pol explicó el sentido de esta masiva peregrinación. En estas tierras cobró vida la misión de llevar al mundo la verdadera imagen de Dios Padre, la que Cristo nos enseñó, y fue precisamente el Padre Kentenich, portador de este carisma, quien nos invitó en este Santuario a asumirla y llevarla hacia el mundo. Esta misión se representa de modo particular con el símbolo de Dios Padre. Fue un regalo especial poder contar con el símbolo del Padre para el Santuario Original y el símbolo que el Padre colocó en el Santuario en 1952.
En la Santa Misa de las 12.00 se reunieron en la Iglesia de Dios Padre no sólo todos los peregrinos, sino también los más de 200 dirigentes de la Familia de Schoenstatt de la Argentina, que habían estado reunidos desde el día anterior, realizando su jornada anual de jefes. Así fue que se tuvo que habilitar el auditorio de la iglesia, ubicado en el subsuelo de la misma y retransmitir la celebración a los que no cabían en sus naves.
La celebración fue presidida por el Padre José Javier Arteaga, Director del Movimiento, y concelebrada por varios sacerdotes. Un coro mixto, de aproximadamente treinta personas, con instrumentos de cuerdas, de viento y un teclado nos ayudó a realzar el momento. La iglesia vibraba al son de las canciones dedicadas en su mayoría a Dios Padre.
En la homilía, el Padre Javier nos recordó la íntima unidad entre el acontecimiento de este día y lo que celebramos el 20 de enero. Lo desarrolló destacando palabras de nuestro Fundador de ambas fechas: “el Santuario un signo de fe, de unidad, de lucha, de victoria”; como también “conducir a los que le son confiados al Padre… ¡Cuántos millones de hombres ya no tienen padre! Ya no tienen la actitud de tener un padre. ¿Cómo suena hoy la palabra “padre”? Millones y millones de hombres no tienen idea de los rasgos paternales de Dios porque nunca han percibido el reflejo de este Dios, estos rasgos paternales, en su padre humano”. Y destacó la importancia de auténticas figuras paternales que conduzcan a Dios.
Al finalizar la Santa Misa se realizó un gesto muy significativo. La Hna. M. Úrsula, de 97 años, que fue testigo presencial de la colocación del símbolo del Padre sesenta años atrás, como representante de la generación mayor, entregó un cirio a un grupo de jóvenes, representantes de la generación actual que llevará esta misión hacia el futuro.
A continuación nos encaminamos hacia la estatua del Padre Kentenich y rezamos una oración de compromiso con él y su misión. Allí se quemaron todos los capitalarios conquistados para este día, y el P. Javier bendijo los símbolos del Padre que muchos schoenstattianos habían llevado.
Por la tarde había distintas posibilidades para los peregrinos: actividades para los niños en el Altar de Peregrinos, seguir las huellas del Padre, participar de un Rosario de luces, hacer visitas guiadas o ver un video sobre la historia y la misión del Santuario.
A las 16:15 cerramos el hermoso día con una bendición sacramental en la Iglesia de Dios Padre. No fue casual que el tiempo anterior a la fiesta haya sido muy lluvioso y al día siguiente, el cielo se haya encapotado hasta desatarse una tormenta eléctrica de rayos, truenos y granizo. ¡Todo un signo de la misericordia infinita de Dios que planificó este día desde toda la eternidad y por qué no, de la furia del demonio, por tantas gracias derramadas sobre innumerables personas!
Fiesta patronal: 14 de octubre de 2012
Amaneció un domingo radiante en Nuevo Schoenstatt. El parque se vistió de verde y la primavera se hizo notar en este día, en el que se festejaba la fiesta patronal del Santuario del Padre. En este año jubilar del 60 aniversario de su bendición y de la colocación de símbolo del Padre en él, cientos de peregrinos dieron apertura aquí al año de la misión en camino al gran jubileo del 2014.
Temprano en la mañana, se podía percibir la alegría de los peregrinos que llegaban en micros llenos, provenientes de distintos lugares del Gran Buenos Aires, para disfrutar de las alegrías naturales y sobrenaturales que el Padre Dios quería regalarles. Muchos de ellos llegan fielmente cada año en esta fecha a celebrar a nuestra Madre.
A las diez de la mañana tuvo lugar la primera Santa Misa. La imagen de la MTA entró muy solemnemente sobre un anda decorada con muchas flores y aplausos que acompañaron esta entrada, la seguían varias peregrinas auxiliares portadas por misioneros. El P. Alberto Eronti, Padre de Schoenstatt, quien presidió la Eucaristía, introdujo a los peregrinos en este año de la fe que vive la Iglesia universal y en la apertura al año de la misión, los exhortó a ser instrumentos dóciles en manos de María.
Un coro de Hermanas de María y laicos del colegio Mater ter Admirabilis de Buenos Aires, acompañados con violín, teclado, flauta y otros instrumentos, realzaron la liturgia. Al finalizar la Eucaristía, se realizó la peregrinación al Santuario llevando en andas a la MTA quien fue saludada con pétalos de rosas por los muchos niños presentes. Fue un momento de gran alegría al renovar ante las puertas del Santuario nuestra Alianza de Amor con María.
En el centro del Peregrinos, se ofreció la proyección del video de los sesenta años del Santuario, y números artísticos: la actuación de un coro de Longchamps, y varios grupos que interpretaron danzas folklóricas entre las que se destacó el pericón nacional. Asimismo los presentes participaron de la tómbola y compartieron un almuerzo. En el parque del centro del Peregrino y en el de Nuevo Schoenstatt, los peregrinos contemplaban la naturaleza vestida de primavera y muchos se llevaron del vivero un recuerdo “vivo” del lugar
El stand de la venerable Hna. M. Emilie atrajo a muchas personas interesadas en conocer su vida de santidad, muchos compartían con las Hermanas los testimonios de su ayuda. El stand del secretariado del Padre Kentenich con mucho material informativo, el stand de Don Joao y de la Campaña de la Virgen peregrina, también daban a conocer los frutos de santidad de la Alianza de Amor.
La santería y librería ofrecían muchos recuerdos espirituales para compartir con otros la belleza del lugar, no era menor el interés por llevar un pan casero “de las Hermanas”.
Las visitas guiadas por Nuevo Schoenstatt y su mensaje espiritual y la oración personal en los lugares de gracia, ofreciendo a María los aportes al Capital de Gracias en la tinaja, fueron momentos especiales de la vivencia religiosa. A las 15 se rezó en la Iglesia el Santo Rosario iluminado en adoración, dirigido por misioneras de la Campaña de la Virgen peregrina. A continuación el Padre Rodrigo impartió a todos los presentes la bendición sacramental. Muchos recibieron también la gracia del sacramento de la reconciliación que se impartió durante todo el día.
A las 17 hs fue la segunda Santa Misa en la Iglesia de Dios Padre, concelebrada por tres sacerdotes. El P. Fernando Papa, fue el celebrante principal. Un coro de jóvenes y Hermanas acompañó la liturgia. Al finalizar se realizó también la procesión al Santuario, y el saludo a la Virgen con los pétalos de rosas.
Fue un día lleno de bendiciones en el que cientos de peregrinos se acercaron con gran amor al Santuario a agradecer, a pedir y a ofrecer tantas cosas a la Virgen y a Jesús; fue un día de fiesta y eso se percibía en la alegría y la paz con la que todos se iban del lugar. Fue una profunda experiencia de gratitud a la Mater por haber elegido este lugar para quedarse hace sesenta años. En este marco del año de la fe que nos propone el Santo Padre, y el año de la misión como Familia de Schoenstatt Internacional, María nos envía desde su Santuario a ser sus fieles instrumentos para una nueva y más profunda evangelización de nuestro pueblo.
Extracto de las palabras del Padre Kentenich durante la bendición del Santuario
20 de enero de 1952
Mi querida Familia de Schoenstatt: Por fin ha llegado el momento para el cual nos hemos preparado durante tanto tiempo, para el que nos hemos sacrificado mucho y por el cual nos alegramos tanto. Estamos convencidos de que la Madre de Dios elige hoy este lugarcito como su propiedad, que erige aquí su trono, como en el Santuario original, y que desde ahora la conocida expresión: “A la sombra del Santuario se co-decidirán esencialmente los destinos de los pueblos y de la Iglesia por siglos” vale también de este lugarcito. Escuchémoslo nuevamente: A la sombra de este Santuario, de este pequeño Santuario, se co-decidirán esencialmente los destinos del mundo y de la Iglesia, por siglos... ¡Una expresión importante! ¿Creemos en estas palabras? Nos alegramos cordialmente porque nosotros, gente tan pequeña, así como nos hemos desarrollado, fuimos llamados como instrumentos en las manos de la Santísima Virgen para una tarea tan importante.
Si miramos pensativamente los muros del Santuario, si resumimos todo lo que se despierta en el alma cuando escuchamos las palabras: Santuario de la Madre y Reina tres veces Admirable de Schönstatt, entonces me parece que nos surgirían cuatro pensamientos: el Santuario que ahora habitamos es un signo de fe, un signo de unión, un signo de lucha y un signo de victoria.
Un
signo de fe. ¡Un fruto de la fe! ¿Qué es lo que nos impulsó a dirigir la mirada a este Santuario? Es la fe. ¿Qué fe? La fe en la posición singular de la Madre de Dios en el plan de Redención, la fe en el carácter instrumental del Santuario y de todos aquellos que una vez encontrarán en él su hogar. ¡Fe en la posición de la Madre de Dios en el plan de salvación, especialmente en el tiempo actual! Se ha abierto una época mariana y nos acercamos a un tiempo tan impregnado de lo mariano como el mundo aún no lo ha conocido. Esa es nuestra fe en la misión de la Madre de Dios en el tiempo actual.
Por allí circula una expresión que todavía nos resulta extraña: “fe de zapallo”. Es una expresión de Ángel Silesio, y la tomó de la Sagrada Escritura: “Si nuestra fe tuviera el tamaño de un grano de mostaza...” ¿Qué lograría? Lo formuló así: “Si la fe como un grano de mostaza precipita montañas al mar; si fuera del tamaño de un zapallo, dime: ¿Qué milagros no podría obrar?” Si tuviéramos una fe en la Divina Providencia del tamaño de un zapallo... por esta fe de zapallo lucha la Familia más fuertemente en las horas en que es llevada por el embate de las olas de un lado a otro; cuando crecen las dificultades no podemos superarlas con medios comunes. La fe vence al mundo. Esta fe vence todas las dificultades, y Dios nos manda dificultades especiales si queremos acrecentar en nosotros esa fe.
Vemos los muros del Santuario y miramos el corazón, entonces tengo que decir: este Santuario es un
signo de unión. Un signo de unión en un tiempo de contradicción y de discordia. El tiempo actual se caracteriza por dividir a los hombres.
El Santuario es también un
signo de lucha. Conocemos la originalidad de los lugares de peregrinación schoenstattianos, sabemos que no se han hecho sin nosotros. Por lo tanto, cada visita al Santuario, ¿qué debe despertar en nosotros? La conciencia de que no llegamos con las manos vacías, venimos con los sacrificios que hemos juntado, sacrificios entre familia y familia, sacrificio entre esposo y esposa.
El Santuario es, al mismo tiempo, un
signo de victoria. Sobre todo desde el 20 de enero de 1942. Nosotros sabemos qué condición ha puesto la Santísima Virgen para realizar, como la gran Educadora de los pueblos, su marcha victoriosa a través de todos los países. Lo expresamos así: ¡Sacrificio total! Dios nos manda las dificultades para desprendernos de nosotros mismos, para que crezca nuestra fe, para que nuestro corazón se desprenda más y más.
Quien es un auténtico hijo de Schoenstatt, quien cree que Schoenstatt es una obra de Dios, no se perturba por nada. Al contrario, cuanto más silben las balas a su alrededor, tanto más tranquilo permanece. La Madre tres veces Admirable toma posesión de este lugar, toma posesión de todos los que se consagran a Ella. Y nosotros, que hemos levantado este Santuario con nuestros sacrificios, lo tomamos en nuestras manos y con gran respeto se lo ofrecemos a la Santísima Virgen: ¡Acepta el Santuario! Juntos hemos colaborado, juntos nos hemos sacrificado. Acéptalo como prenda para que tu Obra de Schoenstatt no sucumba, para que permanezcamos fieles a los principios fundamentales, y dánoslo como prueba de que tú, a pesar de nuestra deficiencia, alcanzarás una victoria brillante. Nosotros estamos dispuestos a entregarle todo: el honor, la vida, la patria, todo lo que pudimos construir... ¡Venceremos porque morimos!