La gracia del envío apostólicoLa gracia del envío apostólico que María nos regala en el Santuario, en virtud de la Alianza, completa el sentido de las dos gracias anteriores. En efecto, la gracia del cobijamiento y de la transformación interior no son sólo un don que Dios nos hace personalmente, sino que representan, en primer lugar, un regalo para el mundo y la Iglesia. A María le importa cooperar con la redención de Cristo, y para ello nos llama y elige como sus instrumentos. En el Santuario de Schoenstatt experimentamos que tenemos una misión apostólica y que María implora de forma constante para nosotros la luz y la fuerza del Espíritu Santo para que cumplamos esa misión y realicemos un apostolado fecundo. Nos mueve a tomar iniciativas y a comprometernos de forma activa en la transformación de la sociedad para llenarla del espíritu de Cristo. Muchos cristianos han renunciado a la idea de construir una nueva cultura y un nuevo orden social penetrados por el espíritu del Evangelio. Creen que esto ya no es posible y se han resignado a vivir en un mundo ateo, sin Dios. Por eso, no se comprometen a contribuir con el aporte cristiano para la construcción de un mundo nuevo. María, desde el Santuario de Schoenstatt, nos media las gracias necesarias para colaborar en la gigantesca tarea de la Iglesia de construir un orden social nuevo y una nueva cultura, comenzando por lo pequeño en nuestro entorno más próximo. ¡Ella es la gran misionera, ella obrará milagros! |